Está la mesa familiar sombría,
En el cálido ajetreo del verano,
En la sala los gritos de los goles
En los cuartos controles en las manos.
La otrora rica experiencia unitaria,
Que influía en la vida y los valores;
Ha sido con crudeza lastimada,
Resultando en querellas y dolores.
No caigáis en desatino cruel,
Y revive allí en tu mesa la alegría
De vivir, como aquel blanco mantel,
La pureza de cenar como familia.

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